Como la indeleble historia del Martes Santo (que permanecerá en mi vítrea retina para siempre) ya ha sido publicada, hoy haré un recordatorio de ese gran personaje que es el MADRILE.
Y es que siempre que recibo un mail de nuestro amigo Madrile, se me coge un pellizco en el corazón, pero un pellizco de esos que se meten en la hogaza de pan de pueblo en las barbacoas del Guillermo, un seudo dolor, unas fiebres, un temblor… y esos segundos de incertidumbre cuando Hotmail no se abre, y esa foto de su MEDIA NARANJA que tardó 1 año y 2 meses en presentarla en sociedad, como si de un noble se tratara. Y qué digo noble, ¡realeza! cuando vi esa foto de su media naranja… sollozos, sollozos de pasión ¡qué esbeltez! ¡qué ternura!... ¡qué uñas, qué pelos! cacho guarro.
Aquí os la mando para que la recordéis por siempre…
La he mandado a los dos blogs pero propongo fervientemente que haya sólo un blog donde todos tengan cavida.
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