martes, 16 de diciembre de 2014

navidad feliz para todos

mientras llega la comida de navidad del día 3 de enero, cabe algún botellín estos días con los peques, entre villancicos, belenes, mappines y demás actividades propias de estas fechas en nuestra bendita ciudad (música por juguetes, zambombás, etc), buscadme intramuros!!
...beben y beben y vuelven a beber los peces en el río por ver a dios nacer.

martes, 2 de diciembre de 2014

El árbitro y la suerte dictan sentencia

Gran partido del conjunto verdiblanco que solo fue superado por las desgracias (hasta tres tiros al palo) y la tendenciosidad arbitral, que llegó a celebrar efusivamente el último gol palang.. sevillista.

Ni siquiera el sol quiso perderse el gran partido que se inició con el habitual retraso de los partidos del siglo. Demasiadas fotos, bigotes y atuendos "diferentes" como para que la puntualidad reinara. En cualquier caso, y tras los quince minutos de preceptivo delay, se inició un partido que estaría marcado por la igualdad en el marcador, la evidente superioridad en el juego por parte bética, la suerte palang.. sevillista y el buen hacer de los diferentes porteros del equipo blanco. ¡Ah! y el mangazo de equipo nervionense.

Se inició el partido con intensidad, con ambos equipos tanteando al rival y buscando timidamente el área contraria. Ningún centro del campo conseguía imponerse al contrario y solo algún pase largo ponía en algún brete a las intensas defensas. Ivan Requena en la portería, una líena de dos formada por Jesús Ureña y Madrile Vidakovic, con Antonio Alexis al mando y una delantera formada por Gus Querubino y Juanlu Erkström era el sexteto que el equipo de la Palmera ponía en liza. Enfrente, David Dassaev protegía los palos, con una defensa de dos formada por Diego Martagón y Jose Alfaro, con Carlos Peixe con la manija y en la punta de ataque Juan Alberto Magdaleno y Luis Carvajal iban a ser los rivales que tendría la orquesta verdiblanca.
Tras un inicio, como decíamos, parejo, el Betis comenzó a controlar el partido. Con ello llegaron las primeras ocasiones de gol, como una gran jugada de Juanlu Erkström que, tras driblar a Jose Alfaro y dejar atrás a Carlos Peixe, picó el balón con toda la clase del mundo para que este fuera repelido por el larguero. Poco después, el futuro del Betis, Jesulete Ceballos tuvo dos buenos disparos que se fueron por poco. El terreno de juego parecía inclinado hacia la portería palang... sevillista y las ocasiones béticas se sucedían. Los delanteros béticos se convirtieron en una pesadilla para la defensa rival que sufría un acoso sin igual y que, como no podía ser de otro modo, culminó con el primer gol: un fastuoso remate de cabeza casi sin ángulo del mejor jugador bético, Antonio Alexis, tras un pase medido de Madrile Vidakovic. Por fin el marcador hacía justicia a lo que se veía en el terreno de juego, aunque el resultado era a todas luces corto. Remates de cabeza de J Erkström, disparos sorprendentes y con mucha mala intención de Gus Querubino, subidas fulgurantes de Madrile Vidakovic... Imparables. Pero ya sabemos cómo es el fútbol y uno de los grandes tópicos del noble deporte se confirmó. Podía haber sido el del cántaro y la fuente, pero no, en este caso fue el de que no se puede perdonar. El Betis perdonó y en una jugada aislada, llegó el empate palang... sevillista. Empezaba el mangazo. La jugada, bien trenzada, dicho sea de paso, entre David Dassaev (que había salido de los palos para convertirse en David Olivera), Jose Alfaro y Juan Magdaleno, partía de un clamoroso fuera de juego del defensa que en tiempos tuvo rastas. ¿Que en fútbol sala (o futsal como dicen los modernos) no existe el fuera de juego? Vale. ¿Y? Era fuera de juego y punto. Mangazo.
El conjunto blanco se metió en el partido y, con ello, llegaron sus mejores minutos. Los balones largos llegaban más claramente a sus delanteros, que incluso llegaron a coger la espalda de la defensa bética en más de una ocasión; la banda izquierda se convirtió en un coladero y mejoraron el juego asociativo, obteniendo mayores secuencias de pase. Ahí emergió imperial la figura de Jesús Ureña que no solo se limitó a cortar todo lo que venía, casi siempre con nobleza, sino que hizo máxima aquello de "o pasa el balón o pasa el futbolista". En su caso, el futbolista nunca pasó.
Pero no solo su actitud defensiva fue vital para el Betis, también se sumó al ataque (aunque nos consta que él no quería) con acierto. Tanto que suyo fue el pase del segundo gol. Juanlu Erkström tocó el balón en la banda derecha hacia Antonio Alexis que vio perfectamente la primera (y última) subida por banda de Jesús Ureña que dio un perfecto pase fuerte y colocado para que Juanlu Erkstöm la empujara a la red yendo al suelo como la ocasión merecía. Apenas quedaban 15 minutos para el final y el Betis, de nuevo, hacía justicia en el marcador.

Quizá fuera el físico, el caso es que el equipo nervionense, apremiado por la falta de tiempo y el resultado en contra, volvió a enchufarse y a tener opciones. En una de ellas, David Olivera aprovechó un buen pase de Luis Carvajal y, con mucha clase, empujó a la red por el palo corto. 2- 2.

Había que empezar de nuevo. Empate, pero con los dos equipos castigados por el cansancio y por la llegada de Pablo Cardo, que fue recibido en loor de multitudes. Los últimos 10 minutos fueron frenéticos: el equipo heliopolitano disparó hasta dos veces más a la cepa del palo, mientras el equipo blanco tiraba unas contras letales que no hicieron más daño porque, como diría aquel, no estaba de Dios. Los pases largos de Jose Alfaro a las bandas, por donde penetraban Luis Carvajal y Juan Alberto Magdaleno fueron auténticos quebraderos de cabezas para la zaga bética.

Y ahí llegó el mangazo, la puntilla para el buen equipo bético. Gus Querubino controla de espaldas, se gira, dejando atrás al portero (que volvía a ser David Dassaev) y este de forma clara y meridiana, justo antes de que el delantero disparase a puerta, lo traba, lo zancadillea, lo empuja y lo golpe con el puño. Penalti claro, cristalino, de los fáciles de pitar... que el árbitro, ataviado con la elástica palang... sevillista, decidió no pitar. Sí, decidió. Porque lo vio, igual que lo vimos todos.

Esto hundió la moral bética que solo pudo ver como Luis Carvajal con un gran disparo a media altura y que dio en el palo, entraba y besaba la red. Injusticia poética le llamarían algunos. Una putada vamos. Al menos, Luis Carvajal tuvo la decencia de no celebrar el gol. Es un profesional, pero no puede ocultar sus sentimientos. La celebración del árbitro y de Pablo Cardo corriendo por la banda y patinando de rodillas con los brazos en alto resolvía muchas dudas.

El 3-2 era definitivo, pero no sería porque el Betis no le puso corazón y ganas. Los últimos 3 minutos fueron un auténtico acoso y derribo a la portería que en ese momento defendía Carlos SuperPaco. Hasta cinco córners seguidos tuvieron los verdiblancos que no lograron acertar a posar el dejar el balón en la red. La defensa sevillis... palangana (ofú, ya me estoy liando) - por momentos rozando la violencia - y las arengas del guardavallas Carlos SuperPaco convirtieron al arco del gol norte en inexpugnable.

En cualquier caso, el Betis tuvo el empate en sus botas, concretamente Antonio Alexis tuvo un lanzamiento de falta al borde del área cuando el minutero marcaba el fin del descuento que podía haber hecho algo de justicia en el electrónico, pero la barrera se mantuvo siempre firme, valiente y aguerrida y aguantó el duro disparo del todocampista algabeño de adopción.

En definitiva, un gran partido, intenso, divertido y de evidente superioridad futbolística verdiblanca que solo el trencilla Diego García de Loza y Pizjuán fue capaz de quebrar. Como decía Felipe II mientras su Armada Invencible era vencida por el Vicealmirante Francis Drake: "No envié mis naves a luchar contra los elementos" (¡y qué elementos!).

Lo mejor: La cara de los jugadores del partido anterior cuando vieron aparecer a los MFG (Movember Fredychico Guys) al coliseo del CAR.
Lo peor: la camiseta Hummel de Gus Querubino
El árbitro: Mejor no decir nada, eso sí, fue una alegría verlo por allí (al menos antes del penalti)
El duro: Jesús Ureña. Pero no diría duro, diría Recio
El Dandy: Gus Querubino con su camiseta Hummel. Bueno, él y todos los que llevaban bigotasso. Venga, vale, los que no lo llevaban también fueron dandys, aunque menos, claro.


              
Lo que ocurrió durante el tercer tiempo, la crónica del a posteriori, eso, que lo cuente otro. Solo un detalle: "El 19 de..., de... ¿Morena de junio era, no?... Po eso, que el 19 de junio, fiestukiiii!!!". Impagable.

Pd: ¿Cachitas? ¿Qué cachitas? No sé de qué me estáis hablando.