miércoles, 22 de octubre de 2008

flamenco jevi

se trata de la exposición "mil besos" de ruven afanador, unas sesenta fotografias de mujeres "flamencas" que con motivo de la bienal de flamenco inundan la avenida de la constitución. En realidad finalizaba el 15 de octubre, pero he pasado esta tarde lluviosa por allí y todavia continua. Merece la pena, grandes fotassos transgresoras desde la raiz del flamenco.

viernes, 3 de octubre de 2008

LUCENA 08 (o suertecita con las cuestecitas)

Mi día empezó pronto, a eso de las 9. Es lo que tiene partir desde tierras orientales, pero el viaje fue cómodo, mi tachenkismo, mi Sidonie y mis Tarik (menos mal que los puse porque si no, no habría disfrutado de su concierto). Pero para otros empezó aun antes. Si no que el Karlitos cuente cuando empezó el dieguito a llamar para convencerlo, sí o sí, de que tenía que ir con él a Lucena que se lo iba a pasar de puta madre (entre líneas lean: “yo paso de tirar sólo para allá”).
En fin, que con la inestimable ayuda de nuestro Fredy consigo llegar a Lucena a esperar a los que habían quedado a las 11:00 (los cojones, vamos).
En la espera cayó la primera birra (primera y última, creo). Por fin aparece el resto, a la sazón Gus, Macu y Pedrito, sólo falta el Dieguito que viene sólo… cómo? Que no? Ah! Que ha convencido al Karlitos! Mi pregunta: ¿y cómo lo ha conseguido, si a mí me dijo que se caía del cartel? La mirada de los tres me da la respuesta. Para qué las palabras.
Primer objetivo: paella pop. Conciertito al aire libre, paellita, cervecitas y perfe. Objetivo no cumplido. En la plaza caía un solano que te cagas, el grupo no era precisamente el mejor del mundo, a pesar del parecido del guitarrista con un grande del cine (de los Goonies) y la paella requería una batalla en la que no íbamos a entrar ni de coña. Nosotros estábamos esperando a que alguien nos la pusiera en la mesa, como señores que somos. Más vale lo bueno conocido. Después de las cuatro primeras birras (o segundas?) volvemos al sitio del año pasado a comer algo, pero no mucho que no tenemos hambre. Dios mío que dos rondas de comida que nos pegamos y todo porque a alguien, creo que al Master, se le antojó la sartenada de jibia. El Fredy se niega a contarnos las verdades de su viaje con Diego por tierras escandinavas así que esperamos a tener más suerte con Diego (nulo éxito también). Eso sí, ahí nos dejó nuestro tótem una de sus perlas. En su apogeo de lo que Pedrito denomina “el viejo truco del fredy” (eso es dar pena opinando cosas que ni él se cree) y mientras hablábamos de la futura boda del Pato (Dios, cuando he escrito esto me he sentido muuuuucho más mayor) suelta “total, a mí no me va a invitar...” ay! Pablito, que penita!! Por fin, a eso de las 4 y media aparecen los dos que faltan: Carlitos y Diego, ya estamos todos, ¿vamos al primer concierto? Ni de coña que mi dieguito viene que se come al Mani. Diego además aparece, ya desde el inicio, impresionando. ¿Por su gorra?, no. ¿Por su mochila eterna? Tampoco. Trae el tipo en el brazo un algo parecido a los manguitos de los ciclistas con el que imita un tatuaje de brazo completo. No veáis lo que ligó gracias al tatoo falso ese, más o menos lo que yo. Gran momento la Macu preparando dos horas una foto automática para salir todos y cuando le da al botón, zas, hecha. A la tercera que pasa lo mismo dice algo así como: “es que no sé como se pone el temporizador”. Enorme.
Por fin terminamos de comer (mientras España palma en el dobles de la Davis) y rápido nos vamos en busca del primer conciertito en serio. Objetivos: Tarik o Deneuve. Alguien, no sé quién, hace lobby, perdón, cabildea para ir a Tarik. Pasando de Deneuve que yo no había escuchado nada de ellos (vaya, me descubrí). Al fin y al cabo estos ya habían empezado y a Tarik podíamos verlo entero…. O no. Pues va a ser que no. Tarik y la fábrica de colores, a los que yo había dedicado más de una semana de escucha para poder disfrutar bien del concierto, habían decidido que Lucena ya si eso en otro momento. Mientras intentamos enterarnos de qué pasa y de organizarnos con el bote (nuevo nulo éxito) nuestro guía decide que él va a ir pidiendo que tiene sed. En eso la decisión es largarnos. “Pero esperad que el Fredy está pidiendo y ahora habrá que esperarlo” “¿Cómo? Nada, nada nos vamos, ya nos encontrará”. Je, a punto estuvo de caer la del abandono en la gasolinera, pero fuimos comprensivos y lo esperamos (definitivamente nos estamos haciendo mayores).
Pues a Clovis, no? Nuestro Master tenía bastantes ganas de verlo. Se ve que no los tenía muy currados, porque mucho que ver con los Enemigos no tenían, no. No estuvo mal, pero qué queréis que os diga, yo me lo pasé mejor el año pasado con Damián ahí dormido en el careto de De la Rosa. Aun así también hubo momentos para el surrealismo como el PT 10 de la cantante (que vozarrón, por dios) o cuando le dio por pasar el control de alcoholemia (ver foto). Pero el momento cumbre del surrealismo es cuando vamos a pedir y el dieguito se descarga con un “café cortado!!” (¿He hecho ya alguna referencia a nuestra edad y su avance?). Creo que a Karlos aun no se le ha pasado el mosqueo por la ausencia de un batería que animara el cotarro. Si no me preguntó ocho veces dónde se había metido el batería, no me lo preguntó ninguna (quien dice ocho dice una, vamos que ya se sabe). Por cierto que volvimos a estar en primera línea. El del Abuelo nos va a reservar plaza para próximos eventos, aunque sin Damián, como os digo, no es lo mismo.
Fin del concierto (habría que preguntarle al Master en qué categoría lo pone si en concierto, conciertasso, pestiño o pestiñasso). Vamos a por otro que estamos fáciles: Baltic Sea, sevillanos. Pedro los definió perfe: buenos pero no originales. No estuvo mal. Bareto guapo (como el que montarán Pedro, Gus y diego cuando el Master deje de gastarse su pasta en conciertos para gays), copas a buen precio y conciertito apañado. Lo mejor, de nuevo al final: salimos y estaba el cantante hablando por el móvil. De su conversación sólo escuchamos una frase, pero es para la épica: “no killo, estamos aquí en Lucena que el guitarrista no ha venido al concierto y quería ver si le había pasado algo”. Está claro, los grupos de este nivel se parecen mucho a los equipos de fútbol de distrito.
A eso de las 7 nos asalta una duda que nos corroe: piscinita climatizada en el hotel o al teatro a más conciertos. Uff, complicado. Tardamos como 30 segundos en decidir que pa la piscina del tirón. Dije climatizada? Perdón quería decir cubierta y no, no son sinónimos. Dios mío que agua más fría!! Podría escribir algo de esto, pero mejor que miréis las fotos, ahí está todo, o casi todo. Lo mejor, el diego enseñando su mejor perfil mientras todos saltábamos entregados a la foto (censurada). En cualquier caso, mirad las caras de felicidad, si es que somos como niños (pero no miréis el tipo, que entonces os daréis cuenta de que no lo somos…) Ahora que la vuelvo a ver no tengo claro quien está más gracioso: el Fredy con esa postura tan rara (parece que está preparándose para un combate de sumo), el Master con su típica postura futbolera – pararapalera, yo con la boca más abierta del mundo (sin entrar en detalles físicos desagradables), el Pedrito con ese salto a lo Karate Kid, el Diego esperando a hacer de las suyas en la siguiente foto y el Carlitos proponiendo barreras insalvables a estas edades.
Bueno, pues volvamos al centro, no? Ahí se produce la primera baja: Macu le sentó algo mal y se ha de quedar en el hotel. Putada.
Lo primero cenar. ¿Dónde? Pues dónde siempre. Es increíble, he comido 4 veces en Lucena y todas las veces han sido en el mismo sitio. Cenita, fotitos y p’al castillo no sea que nos quedemos sin entradas. Menos mal, porque cuando entramos ya estaba tocando Nagasaki (¿?) y estaba todo a revienta calderas.
Llega el Tachenkismo. Carlitos se queda tranquilo porque ve que hay un batería. El concierto mola porque a estos también me los tengo bastante currados, al menos el último disco, que sé que es el que van a tocar seguro… un mojón pa mí. Tocan como 10 temas de los cuales sólo 3 del último. Pero fue divertido, sólo por ver al bigotes entregado ya merece la pena y yo casi ligo (o no…) y Pedrito, sobre todo disfrutó, que yo lo sé que le gustó el concierto. Enorme el Set List que consiguió el master: hoja de cuadritos, boli azul, tachados, correcciones… más personal imposible.
En fin, habrá que confiar en Sidone, aunque con la racha que llevo… Me voy al baño y ahí en la cola un tipo con un sombrero. Esa cara me suena. Le preguntan “bueno, y ahora ¿qué?” el del sombrero contesta: “la vamos a liar”. Era el guitarrita, y la liaron. Yo me divertí un montón (tocaron casi todo el disco que yo había escuchado, y eso ayuda). Las canciones con el sitar molaron, “persona” también y “La costa azul” no digamos y Pedrito tenía razón, tocarían “Dandy de extrarradio”. Puede que fueran mejores cuando cantaban en inglés, pero a mi el concierto me gustó mucho. Me pasa como con otros grupos de estos, me gustan más en los conciertos que en los discos, aunque he de decir que este disco sí que me gusta. Terminaron el espectáculo bajando y tocando un par de temas en medio de la gente y desenchufados. Muy divertido (además conseguí una púa, y el master su set list, por supuesto). Para mí sí que la liaron, pero preguntadle a los sabios de esto.
Fin del concierto, botellón en la puerta (se ve que muy prohibido no es que esté), pelotasso y del tirón pa la fiesta donde iba a pinchar la del control de alcoholemia. Pateo del 15, pero la fiesta seguro que merecería la pena. Preguntamos como unas 80 veces y la respuesta siempre era la misma “¿pero para qué, para comer?, es que hay dos, uno para comer y otro que es así en plan discoteca” y nosotros “pues será la discoteca, total es una fiesta ¿no?”. Seguimos el pateo, seguimos preguntado y al final nos decidimos por coger un bus que nos lleve al lugar. No exagero lo más mínimo si digo que en el autobús estuvimos por lo menos 1 minuto. Tremendo, después del pateo del siglo cogimos el bus a 150 metros del sitio que, por supuesto, era “el de comer”. Uno de los momentos del festival fue cuando nos hicimos amigos de los artistas: Gus hablando con el de Clovis, una tía ligándose al de Sidonie (ya, no éramos nosotros, pero estaba cerca) y fotasso con el bigotes (al que Gus llamaba por su nombre, faltaría más) de Tachenko. Yo por supuesto le eché en cara que casi no tocaran nada de su último disco. Su respuesta: “ "
(Está claro, no tengo la influencia que el master con estos famosos).
Camino del coche tras la fiesta íbamos andando y nos encontramos con las botellas q habíamos abandonao. Yo las cogí y de repente se escuchó los altavoces de un coche de policía q estaba al lao decir algo q nadie entendió. Alguien sugirió q con el rollo ese d megáfono parecía la voz de bunbury y entonces rapidamente se dedujo q habia dicho q tengais suertecita (una frase d bunbury) al rato de la caminata creo q fue el diego quien se dio cuenta de q lo q realmente habia dicho era q tengais cuestecita. Nota: conste en acta que esta historia está directamente transcrita de una conversación que tuvimos Pedro y yo, porque yo no recuerdo prácticamente nada de aquello. De verdad. Recuerdo vagamente lo del altavoz del coche, pero lo demás, ni de coña (de hecho, el que cogió las botellas, el “yo” ese, es Pedro). Vaya papa que gastaba el menda.
Por fin llegamos al coche y había que poner música. Tras algún intento que otro sonó lo que tenía que sonar: “Un buen día” de los Planetas. Y es que había sido un buen día (y eso que no nos metimos ninguna raya con Erik).
PD: días después de nuestra estancia allí Lucena se inundó. Tendrá eso algo que ver con la presencia de nuestro Fredy tal y como decía el Karlos? recordad que yendo al Contemporánea comieron al lado de Lorenzo Sanz...