Noche heroica.

Con este título tan poco original se podría resumir lo vivido por el que suscribe y por los demás concursantes. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto (el sexo no cuenta porque, como en mi caso, son, como mucho, 3ó 4 minutos de placer, no se pueda comparar con la larga tarde-noche vivida el pasado 20-21 de Octubre. Si alguien no se cree lo de los 3 ó 4 minutos, que le pregunte a mi mujer, que siempre está preguntando "¿¿¡¡Ya!!??").

Reconozco que, para mí, el concierto fue lo de menos (lo que no significa que fuese poca cosa). Además, no pretendo hacer una crítica del concierto. Eso se lo dejo a otros especialistas en los zaragozanos que pululan por el blog y que están mucho más puestos que yo, aunque no negaré que yo también canté 8 ó 9 canciones de los maños (que me sabía de cabo a rabo) hasta desgañitarme.

Mención aparte merece la presencia en el escenario (gracias a Enrique Burundy) del mítico Phil Manzanera. Para los no iniciados, reseñar que ha sido el guitarrista de Roxy Music durante toda la trayectoria de la banda, formando junto a los legendarios Ferry, Eno (sólo en los dos primeros discos), Mackay, Thompson... En fin, un lujazo ya sólo por el cuál mereció la pena pagar el alto precio de la entrada y el pateo inmisericorde hacia y desde el estadio de todos los sevillanos (y al que ninguno queremos ir). Reverencia a los Héroes por tener el gusto (y la pasta) de haber elegido como productor y artista invitado de sus últimas obras a este monstruo, trayéndole hasta nuestra ciudad. Lo siento por mi entusiasmo, pero es que estas cosas no le pasan a uno todos los días. Una pena que no saliese acompañado al cante por su hermano pequeño "Manzanerita".

Una vez pagado tributo, decir que espero que Arturo haya terminado ya de aparcar. Lamentar, también, que el Pato no pudiese, finalmente, acceder al interior del recinto. Ayer estuve hablando con Pepe Maiden y me dijo que, afortunadamente, no se encontró contigo después del concierto, porque si no, te hubiese dado un par de guantás, por mongui. A pesar de estas dos bajas de última hora, y de la prolongada ausencia del Gus (creíamos que no le volveríamos a ver, desorientado entre la muchedumbre), nos lo pasamos del carajo. No quiero dejar de mencionar lo acertado del nombre del bar en el que estuvimos después del concierto: "La Caja Negra". Quizás se hayan quedado algo cortos, y debiera llamarse "La Cajita Negra" (o éramos más de los que cabíamos). Pedro, siento no heberte traído tu tintito, pero es que llegar hasta la otra barra para pedir estaba pelín complicado.

Tampoco quiero dejar pasar la ocasión sin recordar a todos los intervinientes que hay que rascarse el bolsillo para finiquitar el regalo del niño del larguito (no, la idea no era pagarle al niño las clases prácticas del carnet de conducir), por no hablar de los que os alicatasteis los Legendarios en el cumple del Diego, cuyo regalo estaría feo que pagase el único que no bebió y que, además, se curró ir a comprarlo , cagándola porque resulta que, ahora, al niño no le caben los 40 Gb en el bolsillito de guardar los condones (hay que joderse). Pero, queridos amigos, que los árboles no os impidan ver el bosque (otra frase de Unamuno diga el Juanlo lo que diga): no seáis cabrones y poned vuestra parte, que estoy friendo los huevos con saliva.

Para terminar, espero que la crónica del concierto no se quede aquí, y que las siguientes contribuciones sirvan para fijar en nuestras cansadas memorias los sinsabores de lo oculto (coño, el Burundy se ha colao en el blog).