
La llegada a la tierra de la manzanilla se produjo en varias etapas, acabando finalmente todos los asistentes en el real aproximadamente hacia las 16 h., a saber: Mario, Gus, David, Diego, Carlos y Jesús. Tras una paseo por el real, nos decidimos a entrar en la caseta de Argüeso, que para los no iniciados, se trata de la bodega que comercializa la manzanilla San León.
Nada mas llegar, la primera de las 10 botellas que iban a caer. Cada una de las botellas fueron acompañadas por ricos manjares de la tierra, como unos choquitos fritos o un plato de langostinos, ente otras viandas.
Se acercaba la hora del festejo taurino, fijado a las 19:30 h. y decidimos ir dando un agradable paseo (vamos un pateo total) hasta el coso taurino. En el recorrido, nos topamos con un bar donde estaban echando el betis-villarreal, y ante tan maño acontecimiento futbolístico decidimos quedarnos, por supuesto acompañado de un gictonic fresquito. Ahí comienza la cadena de mensajes con Juanlu, que estaba disfrutando en el campo del acontecimiento futbolístico.
Una vez finalizamos el gintonic, retomamos el camino hacia la plaza, y nos dimos cuenta de lo tiesos que somos: el año que viene a los toros en coche de caballos, como señores. Eso sí, el paseo nos permitió conocer la famosa peluquería PANTALÓN.
La llegada a la plaza se produjo sobre las 19 h., esperando en la puerta de entrada a los maestros, especialmente al diestro de la puebla. Tras su llegada, y las correspondientes fotos, entrada en la plaza y ubicación en nuestras localidades, tras su equivocación correspondiente.
La tarde ya prometía, el paseillo impresionante y en resumen, los maestros sublimes. La petición de orejas a Carmelo pañuelo en mano fue de las que hacen historia, sobre todo la segunda de José Antonio, que al grito de Carmelo sevillista cayó como fruta madura.
Al final los tres maestros a hombros por la puerta grande y una conclusión: VIVA LA FIESTA DE LOS TOROS.
Tras la corrida, cenita tranquila en tasca saaluqueña y los dos primeros integrantes de la expedición, Gus y Mario, emprenden su camino a la ciudad del Betis. El resto nos dirigimos de nuevo a la feria, donde tras degustar unas ricas tortillitas de camarones, decidimos tomarnos nuestros gintonics señoriales en copa de balón y sin pepino español en un sitio de categoría con sus sofás childout correspondientes. La velada estuvo amenizada por las historias de nuestro Diego... que entre otras cosas hizo que Carlos y yo nos negásemos a ir en el asiento de atrás de su coche al día siguiente. Tras las copas, uno de los miembros, yo, se retira a descansar y ahí comienza la crónica B que no puedo escribir y que no se si los implicados se atreverán a relatar.....
Nos vemos el año que viene.....